¿Qué es el edadismo y cómo debemos afrontarlo?

"A su edad debería estar en una residencia", "los mayores ya no valemos para nada", "pareces un viejo gruñón"... seguro que habéis escuchado estas expresiones más de una vez, es posible incluso, que en algún momento las hayáis usado sin darles mayor importancia. Sin embargo, estas frases son reflejo de una idea que, de una forma inconsciente, tenemos interiorizada sobre los mayores.

En el artículo de hoy queremos hablar del edadismo y de cómo debemos combatirlo.

¿Qué es el edadismo? 

El edadismo es la discriminación por razón de edad basada en prejuicios y, junto con el racismo y el sexismo, es una de las formas de discriminación más comunes en nuestra sociedad. Normalmente, tendemos a asociar a las personas mayores con la imagen de un anciano enfermo o muy deteriorado en sus facultades físicas o mentales y esta imagen suele estar basada en prejuicios y estereotipos.

En muchos casos, el edadismo puede provocar que personas mayores sientan que son una carga para sus familias, que desarrollen episodios de depresión y hábitos de aislamiento social. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, la discriminación contra las personas mayores puede afectar a su salud.

Los ejemplos de edadismo en nuestra sociedad son variados, desde la discriminación laboral por razones de edad que dificulta a los mayores acceder a puestos de trabajo que podrían desempeñar perfectamente, a los comentarios edadistas típicos que escuchamos todos los días a nuestro alrededor, pasando por la condescendencia con la que muchos mayores son tratados. Todas estas actitudes son ejemplos claros de edadismo de los que muchas veces ni siquiera somos conscientes.

¿Cómo debemos enfrentarnos al edadismo?

Para combatir el edadismo es necesario un compromiso claro por parte de las instituciones públicas por potenciar políticas de intervención que incluyan el diseño e implementación de sistemas dirigidos a reducir el impacto de los comportamientos edadistas. Además, la formación y educación de las personas mayores y los familiares con los que conviven será fundamental para eliminar este tipo de comportamiento.

Pero, más allá de la labor de las instituciones públicas y privadas puedan hacer para visibilizar el problema, la principal arma que cada uno de nosotros tenemos para combatir el edadismo es la empatía, ponernos en el lugar del mayor y pensar dos veces en cómo se sentirá antes de actuar.

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